Tópica: El sitio de administración de las drogas es el mismo sitio en el que se pretende lograr su
efecto terapéutico. Naturalmente, para que esta administración pueda ser utilizada, el blanco de la
droga debe ser relativamente accesible, por lo que dicha administración es particularmente útil en
relación con preparados oftálmicos, dermatológicos y del árbol bronquial, aunque pueden utilizarse
otros.
• Respiratoria: O inhalatoria. En este caso, se administran las drogas a través del árbol respiratorio,
bien sea para obtener un efecto localizado (uso de broncodilatadores para el asma) o para que el
fármaco difunda la barrera alveolo - capilar y pase a la circulación (anestésicos generales: Gases o
líquidos volátiles).
• Percutánea: Ciertos fármacos pueden atravesar la piel, pero aún en condiciones muy favorables, lo
hacen muy lentamente; de esta manera, al administrar fármacos sobre la piel se puede mantener un
flujo más o menos continuo de la droga al organismo, si bien la magnitud de dicho flujo puede ser
muy variable (como por ejemplo, los parches de nicotina para calmar los síntomas de abstinencia
del tabaco).
o Iontoforética: Es un método relativamente novedoso de administración de medicamentos en el
que se utiliza una corriente eléctrica directa o alterna para poder conducir moléculas cargadas a
través de las membranas biológicas, especialmente para alcanzar tejidos más profundos a través
de la piel. Básicamente, una droga se coloca bajo un electrodo que tenga el mismo tipo de carga que ella, colocando en otro lugar un electrodo con una carga opuesta. El empleo eficaz de esta
administración transdérmica depende crucialmente de las propiedades del fármaco, que ha de
ser hidrosoluble, ionizable con una alta densidad de carga y administrable en dosis bajas;
aunque los fármacos de bajo peso molecular son los ideales para el uso de esta técnica, la
misma puede aplicarse también a ciertas drogas de tamaño importante. Aún se carece de los
ensayos clínicos necesarios para la recomendación formalmente de esta técnica, si bien se han
realizado diversas pruebas con fármacos como la insulina, la vidarabina, la hialuronidasa,
algunos corticoides, ciertos antimicrobianos y la lidocaína. Para el examen de ciertas sustancias
presentes en la piel, se puede revertir la corriente eléctrica habitual para lograr lo que se conoce
como “iontoforesis reversa”, misma que ha sido comprobada por ejemplo para medir los
niveles de glucosa subdérmica en pacientes con diabetes.
o Fonoforética: Es también conocida como administración sonoforética, y se basa en el uso del
ultrasonido, bien sea de manera continua o por medio de pulsos, para lograr que ciertos
medicamentos, especialmente anti - inflamatorios o analgésicos, puedan llegar a atravesar la
piel intacta, llegando entonces al tejido subcutáneo (administración transdérmica). Este método
se basa aparentemente en la desagregación de los estratos superficiales de la piel, lo que permite
que se produzca el paso de sustancias a través de los mismos.
Puede observarse que, a excepción de los casos en los que se utilice una vía intravascular, no siempre
llegará toda la droga a la circulación sistémica, antes bien, es común que cierta cantidad de la
administrada se pierda la parte que “no se pierde”, es decir la que sí llega a la circulación sistémica,
se conoce como fracción biodisponible (biodisponibilidad), que puede alcanzar valores teóricos de 0 (0
%) a 1 (100 %). Por definición, las vías de administración intravasculares permiten siempre una
biodisponibilidad igual a 1 (100 %). Algunos autores prefieren limitar el término a la fracción de
fármaco que llega a la circulación mayor (luego del paso por los pulmones).
Dado lo expuesto, la fracción biodisponible de una droga puede definirse de un modo más riguroso
como la fracción de la dosis administrada de una sustancia que pasa a la circulación sistémica de
manera inalterada, sin ser metabolizada o excretada (“sin ser eliminada”) antes de que llegue a ejercer
su efecto terapéutico. Dado que los preparados farmacéuticos generalmente presentan otras sustancias
aparte del fármaco que se desea administrar, algunos autores restringen explícitamente la definición a
la “forma o principio activo del fármaco”. Con la lógica excepción de las vías intravasculares, para
llegar a la circulación sistémica desde el sitio de administración, la droga debe atravesar múltiples
barreras, que están compuestas básicamente por las membranas biológicas.
En general, el uso de las vías parenterales hace que el tratamiento sea más costoso, agregándose las
desventajas de que es más doloroso y menos seguro (después de todo, se da origen a una lesión, aunque
la misma pueda ser pequeña); sin embargo, las vías parenterales suelen permitir un control mucho
mejor de la dosificación.
Debe señalarse que la biodisponibilidad de una droga está altamente influenciada por la forma
farmacéutica de la misma, por lo que no se debe dar por descontado que dos preparados diferentes de
un mismo fármaco sean idénticos a este respecto. Cuando la biodisponibilidad sí es igual se dice que
ambos preparados son bioequivalentes, aunque esta afirmación requiere también de que se cumplan
otras condiciones (ver Farmacocinética VI: Farmacocinética Clínica).
En el siguiente esquema se comparan las principales vías de administración:
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