Las descripciones farmacológicas están usualmente basadas en el mítico “Humano Estándar”, que es un
hombre joven, sano, de 70 Kg. de peso y con 20 % de grasa corporal. Esta concepción aparentemente
simplista es razonable desde el punto de vista práctico, pues facilita un estudio que de otra manera sería
inabordable; sin embargo, en la práctica clínica debe considerarse a cada paciente de una manera
individualizada, tomando en consideración sus aspectos particulares en relación con factores
patológicos y fisiológicos.
La variabilidad de los factores patológicos prácticamente es dependiente de cada posible enfermedad
del paciente, pero a continuación se hace un intento de abordar los factores fisiológicos, primero con
respecto a las variaciones generales de la farmacología individual, para hacer referencia ulterior a tres
poblaciones normales pero con diferencias importantes: Los ancianos, los niños y las embarazadas; el
orden de las descripciones de estas tres últimas poblaciones se relaciona con la necesidad relativa de
cada una con respecto a la prescripción de fármacos.
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