PARENTERAL: Se refiere a todas aquellas vías en las que se evita el paso por el aparato digestivo, con
especial referencia a los “inyectables”.
• Intravenosa: Vía parenteral por excelencia, dado que existe suficiente cantidad de venas
superficiales de buen calibre que son muy accesibles (debido a que hay una red venosa superficial y
una profunda, lo que no ocurre con las arterias). Implica la previa disolución del fármaco en un
líquido (generalmente agua) o vehículo, junto con el cual se administra directamente en la
circulación, por lo que no se produce el proceso de absorción. Hay dos formas básicas de
administración, que son la inyectable y la perfusión continua (a través de equipos especiales). El
tipo, cantidad y velocidad de la perfusión están determinados por los requerimientos fisiológicos
del paciente.
• Intramuscular: Aprovechando la amplia vascularización del tejido muscular, puede administrarse en
el mismo una droga, la cual pasará a la circulación por los capilares. Esta administración suele
retardar un poco la absorción, por lo que se considera la posibilidad de formación de depósitos de
las drogas administradas, las cuales se van liberando lentamente a la sangre. No suelen
administrarse más de 3 mililitros de volumen por esta vía (de hecho, ya la administración de tal
cantidad genera un dolor bastante notable).
• Subcutánea: Se explota la existencia de una rica red capilar en el tejido subcutáneo; suele ser más
rápida que la intramuscular. El medicamento se inyecta en el tejido conjuntivo laxo situado debajo
de la piel. La cantidad usualmente oscila entre 0,5 y 2 mililitros.
• Epidural - Intratecal: Vías especiales, de uso más localizado, cuando se quiere evitar el paso por la
barrera hematoencefálica para causar un efecto en el SNC (se accede directamente al líquido
cefalorraquídeo). Puede usarse para la administración de antimicrobianos, pero lo más común es la
administración de anestésicos locales.
• Intradérmica: El medicamento se inyecta en la dermis, inmediatamente debajo de la epidermis. El
volumen a administrar tiene que ser sumamente pequeño (hasta 0,1 ml) y la absorción definitiva
suele resultar bastante lenta. Tras la inyección debe aparecer una pequeña ampolla o roncha en el
sitio de aplicación.
• Otras Vías Intravasculares: Las mismas se pueden considerar como equivalentes a la vía
intravenosa desde el punto de vista de la biodisponibilidad, pero poseen las arterias una
menor accesibilidad a la punción y una mayor presión dentro de las mismas, que confiere una
mayor importancia relativa a la lesión que se origina (y una ligeramente mayor resistencia a la
inyección). La administración intraarterial se usa muy poco, casi siempre en relación con patología
vascular a ese nivel, como por ejemplo el uso del alprostadil en el tratamiento de la enfermedad
oclusiva arterial severa. La administración intracardíaca es una forma especial de la intraarterial,
usada muy raramente, mientras que la administración intralinfática es solamente teórica.
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