Luego de la administración de una droga, la misma se distribuye en todos los compartimientos o tejidos
del organismo que sea físicamente capaz de penetrar, lo cual logra en un tiempo determinado conocido
como “Fase de Distribución”, que generalmente es bastante rápido. Normalmente, esta fase no es muy
importante en la farmacocinética clínica, pero determina la acción de ciertos fármacos. Por ejemplo, el
tiopental es una droga utilizada para la inducción de la anestesia, con un inicio de acción muy rápido,
pues pasa rápidamente a órganos muy irrigados, como el encéfalo; sin embargo, esta acción es fugaz,
porque la droga pasa luego a compartimientos menos irrigados, por los que tiene mayor afinidad. Este
proceso de remoción de una droga del tejido al que se había distribuido primariamente (más irrigado),
para pasar a otros de menor irrigación pero mayor afinidad se conoce como Redistribución.
Desde el punto de vista práctico, podría resultar importante la determinación del volumen del
organismo en el que una droga se ha disuelto, puesto que el mismo podría dar indicios de a qué
compartimientos la misma se ha trasladado. Lamentablemente, esta determinación es mucho más difícil
de lo que puede creerse, ya que la llegada de la droga a cada uno de los múltiples compartimientos del
organismo puede ser diferente y depender de factores muy diversos.
Al costo de cierta precisión esta dificultad se soslaya asumiendo una división más sencilla de los
compartimientos del organismo, que es el modelo monocompartamental. Este modelo asume que toda
el agua corporal forma parte de un solo compartimiento y que, por ende, la concentración de un
fármaco en cualquier muestra tisular (como por ejemplo, una muestra de plasma) debe ser igual a la del
resto del cuerpo. Dado que la cantidad administrada es conocida y la concentración del fármaco puede
ser medida, el volumen de disolución puede ser determinado, a partir de la fórmula de concentración:
Cantidad de Soluto Cantidad de Soluto
Concentración =
Volumen de Solución
Volumen de Solución
Concentración
La cantidad de Soluto es, naturalmente, la dosis del fármaco, mientras que la “Concentración” es la
Concentración Plasmática del Fármaco (CP). Sin embargo, debe hacerse una consideración importante
acerca de la CP, que es el hecho de que la misma es variable luego de la administración, por lo que la
CP a usar debería obtenerse con un fármaco
completamente distribuido que no haya
comenzado a eliminarse. Estrictamente
hablando, esta determinación no es posible,
pues la eliminación comienza apenas el
fármaco aparece en el plasma; por eso, lo que
se hace es determinar una CP no del todo real:
La CP0, obtenida por extrapolación del perfil
de eliminación de un fármaco dado hacia el
tiempo 0, como muestra el gráfico adjunto.
De este gráfico de concentración plasmática se ha excluido la representación de las CPs iniciales, que
mostrarían el proceso de absorción; de esta manera, queda representada “solamente” la eliminación,
por lo que puede derivarse el supuesto valor de la CP antes de que la eliminación comenzara, es decir
en el tiempo 0. En el ejemplo, tal valor es igual a 128 microgramos por mililitro.
Así pues, se tiene como asunción un modelo que usualmente no se corresponde con la realidad (el
modelo monocompartamental) y además la CP0 no se corresponde con una verdadera concentración;
esto determina que el valor obtenido no se corresponda necesariamente con un volumen real, por lo que
se le conoce como Volumen Aparente de Distribución. La ecuación definitiva sería la siguiente:
Dados los razonamientos anteriores, el Volumen Aparente de Distribución (VAD) puede definirse como
el volumen de líquido que se requeriría para contener toda la droga presente en el organismo a una
concentración idéntica a la plasmática. A pesar de ser un volumen “aparente”, el valor obtenido puede
ser de gran utilidad, si se interpreta correctamente. Hay tres casos posibles:
- Volumen Aparente de Distribución muy bajo: Si se encuentra que el VAD tiene un valor semejante
al que se estima para el volumen plasmático, puede suponerse con cierta certeza que el fármaco en
cuestión se encuentra básicamente en la circulación, con niveles nulos o muy bajos en el resto de
los tejidos.
- Volumen Aparente de Distribución muy alto: Hay casos en los que el VAD puede alcanzar valores
que pueden hasta superar el volumen corporal total, lo cual parece no tener sentido. Dada la
ecuación que determina el VAD, solo hay dos posibilidades: Que el fármaco de alguna manera
aumente su concentración dentro del organismo o que la CP0 sea muy baja por alguna razón. Ya
que la primera opción es imposible, la correcta es por fuerza la segunda, que implica que el
fármaco no tiende a permanecer en el plasma, por lo que se deduce que ha de tener tendencia a
pasar a uno o más tejidos diferentes del plasma; en otras palabras, un VAD muy alto indica que el
fármaco tiene afinidad por uno o más tejidos, tendiendo a acumularse en ellos (usualmente es el
tejido adiposo, pero pueden participar otros).
- Cuando el VAD determinado es mayor al volumen plasmático pero menor al contenido de agua
corporal, la única deducción posible es que el fármaco tiene afinidad moderada por el plasma y por
uno o más tejidos diferentes (que no pueden ser todos, porque el VAD igualaría al agua corporal).
Aparte de estas deducciones, el VAD es útil para calcular otros parámetros farmacocinéticos de interés.
Dado que el volumen total de agua varía individualmente, las tablas de referencia expresan el VAD en
relación al peso corporal. Por ejemplo, el VAD de la aspirina es igual a 0,15 l/Kg. de peso, lo que indica
que sería de 10,5 litros en un individuo de 70 kilogramos y de 7,5 litros en uno de 50 kilogramos.
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