Los efectos de los fármacos son el resultado de sus relaciones con las moléculas corporales,
generalmente de una manera muy específica, por su interacción con un determinado tipo de molécula
(o grupo de ellas), que se considerarían entonces como receptores farmacológicos. La importancia
práctica del concepto de Receptor puede sintetizarse en los siguientes aspectos:
a) Determina las relaciones cuantitativas entre la dosis o concentración de un fármaco y sus efectos.
b) Explica la selectividad tanto de la acción farmacológica que depende de ellos como de la interacción
con los fármacos a los que se ligan.
c) Modulan las acciones de los antagonistas y de los agonistas farmacológicos, definiéndose los
primeros como las moléculas capaces de unirse al receptor sin alterar directamente su función, que
sería alterada solo en el sentido de que no ocurriría. En contraposición, los agonistas son fármacos
que determinan un cambio, mediado por su previa unión, de las funciones ligadas al receptor,
incluyendo aquellas sustancias que en el organismo se unan normalmente al receptor. Como se
indicó en el capítulo anterior, no todos los agonistas generan estimulación de receptores, habiendo
un grupo especial que es capaz de disminuir la actividad ligada a los mismos (agonistas inversos).
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